En febrero de 2016, Brigadas Internacionales de Paz (Peace Brigades International – PBI) difundió una alerta sobre la comunidad LGBTI en Honduras, país en el cual por lo menos 36 incidentes de seguridad contra personas lesbianas, gays, bisexuals, trans e intersex ocurrieron dentro las últimas seis meses. Miembros de la Asociación Arcoíris se han visto especialmente afectados, en particular desde que su Coordinador Técnico, Donny Reyes, fue elegido miembro suplente al Consejo Nacional de Protección (CNP) para las y los Defensores de Derechos Humanos, Periodistas, Comunicadores Sociales y Operadores de Justicia. Le entrevistamos para aprender más sobre la situación en el país, donde, según PBI, “desde 2009 hasta la fecha hay más que 200 casos de asesinatos a la comunidad LGBT registrados” y “solo 33 han sido judicializados”.
Desde el año 2009 a raíz del golpes de estado las institucionalidad del estado de derecho se vio seria mente fragmentada y desde esa fecha las constantes violaciones a los derechos humanos en particular de la comunidad LGTB se ha visto en un aumento acelerado.
En Honduras el acceso a la justicia es deficiente para nuestros colectivos, en los últimos meses lo que ha pasado es que a raíz de un ministerio publico inoperante, una corte suprema con la deslegitimación social por su actuar a fuera de la ley eso lo que a creado es una atmosfera de una inmensa impunidad en particular hacia nuestra comunidad. Y si a este le sumamos que desde la salida de la policía militar del orden público los actos de violencia sexual, fisca y violaciones a derechos humanos se han incrementado de una manera descomunal.
Las muertes y ataques que aparecen en la alerta de PBI solo son un pequeño dato de las decenas de agresiones y crímenes de odio hacia nuestros colectivos.
La respuesta es sencilla, aun que los resultados son terribles y dolorosos para nuestra comunidad. Es decir debido a la impunidad, indiferencia y homo, lesbo, bi y transfobia que existe en el país y en los administradores de justicia. Para ellos/as nosotras las poblaciones LGTB no importamos y están fuerte mente influenciado por el sector fundamentalista religioso que posee una importante cuota de poder en la composición de gobierno. Y por ende en las decisiones que este toma.
La verdad no estoy consciente si fue una decisión consciente de repente me di cuenta que estaba metido en la luchan por la reivindicación de nuestros derechos al ver que nuestras condiciones tanto de salud, de trabajo etc. cada día eran vulnerados. El estar en Arcoíris me dio la oportunidad para poder comprender que muchas otras personas igual que yo estábamos pasando situaciones difíciles y eso hizo que mi compromiso creciera y fuera la causa del porque luchar.
Lo que hacemos en Arcoirís es brindar espacio de consuelo y acompañamiento a las personas que somos víctimas de la violencia familiar, social, educativa, etc. Asi como a la vez desarrollamos procesos para la emancipación de las personas LGTB. Consideramos que trabajar por la auto determinación de las personas y su aceptación a través de procesos de mejora de la autoestima contribuye a mejorar la vida de cada una de nosotras/os.
Desarrollamos procesos de incendia política a haciendo cabildeos con autoridades para incidir en la medida que sea posible. La defensoria y promoción de los derechos humanos de nuestros colectivos son eje fundamental de trabajo, acompañando en el campo de la justicia para el debido proceso y su acompañamiento en casos de judicialización o requerimientos fiscales a personas LGTB.
El acompañamiento de la comunidad internacional dentro nuestra experiencia es quien me tiene vivo, estoy bien claro que en eso, ya que aquí no hay ninguna política pública de país que nos garantice nada, ni aún la reforma al código penal del año 2013.
Cualquier iniciativa que este orientada a proteger a las personas LGTB de la discriminación será muy buena, ya que como les mencionaba no contamos con leyes que nos protejan. Nosotras las personas LGTB y defensoras de los derechos humanos no tenemos garantizado nada más que el exilio en el mejor de los casos, como le ha pasado a muchos/as de nuestras compañeras/os, o una bala perdida en nuestra cabeza.
Sin embargo rendirse no es una opción. No luchamos por querer ser mártires nada que ver, mucho menos por querer ser estadísticas frías, luchamos por querer vivir dignamente, tener el derecho a vivir, amar, ser felices como cualquier ser humano no pedimos nada más.
Creo que es el dolor mismo lo que nos llena de valor y ganas de seguir luchando, nuestras lagrimas en cada uno de los entierros de nuestras compañeras y compañeros nos llenan de indignación y hace que nuestra fuerza y valentía aumente para soñar en una Honduras mas justa y con oportunidades para nosotras.
[Entrevista de Daniele Paletta en colaboración con Helen Nolan]